viernes, 15 de julio de 2016

Todas las personas tienen el poder de cambiar

El Budismo explica que no existe una tierra pura y una impura. La diferencia está en nuestro interior. Es el principio de inseparabilidad de la vida y el ambiente en el que vivimos. Nuestra percepción marca la diferencia. En igualdad de condiciones una persona puede sentirse dichosa y otra muy desgraciada, únicamente depende del estado vital o condición de vida interior que haya desarrollado y sepa mantener.
Culpar a agentes externos de nuestra felicidad, de nuestra suerte o desgracia es evitar la responsabilidad de nuestra vida y nuestros actos, ignorando la consecuencia de los mismos y la ley de causa y efecto por la que se rige el universo. Es ignorar que dentro del caos aparente siempre existe un orden y por consiguiente una causalidad de la que debemos responsabilizarnos puesto que somos lo que creamos y la verdadera causa está en nuestro interior, surge a merced de nuestras tendencias cuando nos dejamos arrastrar por ellas respondiendo a estímulos exteriores.
Un conocimiento profundo de nuestras tendencias es el primer paso para reconocerlas cuando surgen.
Los cambios exteriores sólo producen resultados temporales. Es como ir poniendo "parches". Únicamente el cambio interior profundo modificará el exterior de forma permanente o dicho de otra forma, provocará cambios significativos. Nuestras tendencias marcan nuestra vida, nuestra forma de actuar y el medio ambiente .Una tendencia es una predisposición del ánimo que está muy arraigada en nuestra forma de ser y forma parte de lo que llamaríamos "personalidad", subyaciendo en mayor o menor medida agazapada en nuestro inconsciente hasta que un estímulo externo o interno la hace brotar y descubrirse, ser visible o manifestarse de forma consciente.

El budismo nos muestra el camino para aprender a reconocer nuestras tendencias, aquellos retazos de nuestra digamos "personalidad" por los que divaga la mente humana en cada instante y a identificar cada una de estas emociones cuando aparece, reconociendo cuál de ellas predomina en cada momento, de que manera fluctúan y cuál de ellas prevalece por más tiempo o con mayor intensidad, tanto en nosotros como en los demás.

Identificar y controlar nuestras tendencias es primordial para ejercer la verdadera libertad sobre las decisiones que tomamos en nuestra vida a cada momento.
Es muy importante pensar cuál es el objetivo, la finalidad de todos nuestros actos y procurar que sea el más elevado, así como ser conscientes de desde que estado o condición vital estamos tomando nuestras decisiones para tratar que sea también desde el más elevado.

" Si cambia el corazón cambia la acción.
Si cambia la acción cambia el medio ambiente.
Si cambia el medio ambiente cambia la personalidad.
Si cambia la personalidad cambia la vida cotidiana.
Si hay rectitud habrá belleza en el corazón.
Si hay belleza en el corazón habrá armonía en el hogar.
Si hay armonía en el hogar habrá orden en la nación.
Si hay orden en la nación habrá paz en el mundo".

Depende de mí.
( Daisaku Ikeda)