,que fluye serena,
sin pausa
adaptándote a las corrientes,
remontando los obstáculos del camino,
arrastrando piedras y envolviéndose en barrizales,
pero que nunca deja de fluir, serena y renovada,
y aunque enturbiada momentáneamente como la emoción perturbadora de un instante,
abandona su carga en el camino para deleitarse en dejar pasar,
convertirse en espectador;
y con una sensación de paz,
regresa al cauce,
fluyendo,
calmada y serena.
Como una emoción que aparece y desaparece,
pasa y se aleja,
dando paso a la calma,
y fluye:
limpia, serena y tranquila...
Sé como el agua.