sábado, 7 de junio de 2014

Saldar las deudas de gratitud

En el budismo se habla de la importancia de saldar las deudas de gratitud. No existe mayor felicidad que una existencia en la que uno sea consciente de todo aquello que debe agradecer. Vivir con agradecimiento es ver el valor de todo aquello que ocurre a nuestro alrededor, de apreciar todos los sucesos de nuestra vida incluso aquellos que en un momento dado parecían perjudicarnos, y no preguntarnos el por qué sino el para qué. A menudo lo que parece que nos perjudica no es así sino que nos hace cambiar el camino, nos impulsa o simplemente nos enseña o nos hace tomar conciencia de algo. Al vivir con agradecimiento nos deshacemos de sentimientos negativos hacia personas o sucesos que enturbian nuestra vida porque dejamos de ver la piedra en el camino como un obstáculo para verla como un trampolín. Un suceso negativo, una crítica pueden verse como un instigador de odio, incomprensióno otras emociones negativas o podemos transformarlo preguntándonos para qué? y sintiendo agradecimiento hacia esa función de la vida (suceso o persona) que ha actuado de resorte, nos ha hecho tomar conciencia de algo.
Muchas veces con la perspectiva del tiempo nos damos cuenta, cuando los sucesos que nos habían molestado ya están muy lejanos, de la función que han desempeñado en nuestras vidas y del tiempo que hemos malgastado llenándonos de emociones insanas cuando éramos incapaces de ver más allá de ellos. Si desde el primer momento los hubiéramos agradecido hubiéramos sido mucho más felices en ese intervalo de tiempo que ha pasado antes de entender para que habían servido.
Albergar agradecimento y saldar las deudas de gratitud es la más bella expresión de nuestra humanidad y dignidad como seres vivos.
De acuerdo con la perspectiva budista la ingratitud la ingratitud se genera por la presunción de qué el ser humano es un ente autónomo y separado de sus congéneres y de su entorno. Al perder de vista la realidad de la interdependencia mútua el ser humano es dominado por los impulsos destructivos de la envidia y la codicia. Por el contrario, vivir con gratitud enriquece el corazón,nos llena de emociones positivas, nos brida vitalidad, alegría y fuerza.
Quién no agradece lo que es, lo que recibe y lo que tiene vive amargado, anhelando lo que no ha podido lograr y cree que merece sin apreciar y disfrutar de lo que si posee. En las mismas circunstancias de vida un ser humano puede ser muy feliz y otro muy infeliz, porque el primero valora todo y el segundo solo se fija en sus carencias desapreciando de lo que dispone.
La gratitud con los padres es un deber de cariño elemental, si apreciamos muchas de nuestras cualidades, debemos ser conscientes que de una manera u otra ellos las han fraguado.
La gratitud con la Ley y el Buda es un homenaje que arranca de lo más profundo del corazón por todo lo que nos ha enseñado.En las oraciones silenciosas de nuestra liturgia budista mostramos agradecimiento a La Ley, al Buda, a los maestros y al orar por la felicidad de todos los seres humanos, al final de la última oración, mostramos nuestro agradecimento a la sociedad.

La gratitud con la sociedad es un síntoma de toma de conciencia, del valor del esfuerzo,de humildad, de reciprocidad,de respeto y de generosidad. Vivir con agradecimiento es tener el corazón lleno de júbilo.

En palabras de Josei Toda, segundo presidente de la Soka Gakkai:
"Cuando examinamos el mundo actual vemos que hay muy pocas personas que muestran debido agradecimiento a los demás. A raíz de ello la sociedad se ve afectada por disputas y la gente transita por la vida con amargura y resentimiento. Si queremos transformar esto, debemos propagar La Ley Mística y alentar a las personas a que basen su vida en ella".

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