martes, 13 de octubre de 2015

Palabras de Daisaku Ikeda sobre la paz


“El odio es como un metal ardiendo que quema al que lo sostiene”. El contrapunto a este es recordar La Ley de Causa y Efecto, la impermanencia de todas las cosas y la interrelación de todo. La actitud de una sola persona puede ejercer cambios a su alrededor y está en nuestro poder hacerlo con nuestra actitud, nuestras palabras y el conocimiento profundo de una filosofía repleta de coherencia en la que basar nuestra vida.
Daisaku Ikeda, presidente de la SGI, escritor y filósofo, nominado al Nobel de la paz este año,  señala: "La función correcta de la fe es limpiar la mente,  la vida y el corazón, restituirles pureza. Sólo cuando uno tiene pureza de mente y de corazón, logra hacer surgir su sabiduría inherente”.
Y en un ensayo  de 1998  sobre la paz señala:  
“Tal vez resulte tentador convencerse de que son los estados o las alianzas entre países los responsables de iniciar una guerra. En realidad, esta se origina en lo profundo del corazón de cada individuo. El budismo enseña que la guerra es el fruto de la ira y del egoísmo. Para erradicar la constante amenaza de conflictos bélicos, es necesario conquistar y doblegar la naturaleza egoísta que acecha en el interior de cada ser humano.
¿Qué es lo que impide que este “poder del bien” tenga un mayor impacto en el mundo? ¿Qué es lo que obstruye el progreso hacia la paz? En una sola palabra, la desconfianza. Con frecuencia, esta tiene sus raíces en conflictos y rivalidades pasadas. Es necesario derribar el muro de la desconfianza y esforzarse denodadamente en descubrir la bondad que brilla en cada ser humano, pues, de otro modo, será imposible todo avance hacia la paz.
La paz verdadera solo se encuentra en la realidad de la existencia cotidiana. Debemos plantar las semillas de una paz fundamental en la vida diaria de los individuos y en lo más recóndito de nuestro interior”. 

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