miércoles, 12 de octubre de 2016

Los beneficios de la práctica budista



Eric Fromm hace una alusión al budismo como una doctrina filosófico-antropológica que propone unas normas de vida basadas en el análisis de datos observables sobre la existencia humana, que pretende producir una claridad e intensidad de conciencia cada vez mayores y presentar un cuadro de la realidad cada vez más purificado lo que lleva a una relación más natural, estrecha y amistosa con la subconsciencia reduciéndose la ingobernabilidad e impresibilidad de las emociones. Las posibilidades que se abren cuando uno despierta a su verdadera naturaleza son múltiples:
•Desde esta nueva dimensión de espectador de nuestra vida se experimenta el dolor pero no el sufrimiento.
•Hay un desapego emocional que permite experimentar la emoción pero sin quedar atrapado en ella.
•Cambia la percepción de la realidad.
•Se ve la profunda interconexión de todo.
•Sólo existe un presente continuo.
•Existe libertad de elección porque uno ha trascencido sus hábitos, sus reacciones automáticas, sus automatismos,sus patrones habituales de respuesta.
•Se tiene la claridad para comprender el sufrimiento que acarrea vivir atrapado en el plano de la identidad con lo que se desarrolla una profunda compasión por el sufrimiento de los demás, una comprensión del origen de su conducta y una capacidad de perdón inalcanzable en el plano de la identidad.
•Se experimenta el amor incondicional porque se percibe la belleza en los otros, aunque se comprende que en el plano de la identidad esta belleza se encuentra bajo capas de fealdad.
•Hay un nivel extraordinario de inteligencia, claridad y sabiduría inaccesible e incomprensible antes.
Nuestro estado de vida condiciona la forma en que percibimos el mundo. Nos demos cuenta o no,ese estado determina en gran medida nuestras acciones, pensamientos, relaciones, emociones, caminos en la vida... y el estado de vida a su vez está condicionado por el corazón.
 El estado de vida fluctúa a lo largo del día o de unos segundos, pudiendo pasar rápidamente de uno a otro sin percibirlo. Los seis estados inferiores están a merced de nuestro entorno, condicionados a aparecer y desaparecer por la influencia de las causas externas. Los cuatro superiores ya no dependen de éstas.
 Los tres inferiores están dominados por el odio, la estupidez y la codicia. Se caracterizan por una fuerza vital débil en que el mundo circundante se percibe con desdicha. La moral y la ética es confusa, nunca se siente satisfacción y se vive bajo la esclavitud de los deseos incluso esclavizados por ellos.  Son estados que autodestructivos que provocan malestar en uno mismo y en los demás.
 La ira es el siguiente. Se caracteriza por la perversidad, la arrogancia y la agresividad. En este estado las personas reafirman su autoimagen de personas benevolentes y virtuosas e intentan convencer a los otros igual que ya lo han hecho consigo mismos. Cuando en este estado se aprende a canalizar la energía de superar a los demás por la de superarse a si mismo se entra en el siguiente estado que sería el de Humanidad. En éste el intelecto es la condición clave pues somos conscientes de que la humanidad resulta del esfuerzo de controlar nuestros deseos e impulsos para actuar en armonía con los demás y el medio ambiente. Le sigue el Estado de Éxtasis en que se vive a merced de las alegrías y las desgracias, este estado aún sigue surgiendo y activándose mediante la satisfacción o la frustración de los impulsos y los deseos gobernado por las circunstancias externas.
 Cuando reconocemos que todo lo que se experimenta es transitorio empezamos a buscar una verdad duradera y únicamente entonces entramos en los Estados de Aprendizaje  y Comprensión intuitiva.
En el Estado de Aprendizaje se toma conciencia de la transitoriedad de las cosas y de la inestabilidad. Nos dedicamos a la reforma y desarrollo personal aprendiendo de las ideas, conocimientos y experiencias de otras personas. En el Estado de Comprensión intuitiva ya no se busca la verdad mediante la enseñanza de otros sino a través de la percepción directa. Toman conciencia de las causas y llegan a la comprensión de forma autónoma. En estos dos estados no se está condicionado por el entorno.
 Por último , en los dos estados superiores se aspira a que las demás personas también alcancen la misma comprensión. El  estado superior es un estado de amor compasivo, pureza, libertad y sabiduría, desde él podemos reconocer que los otros nueve estados también están en nosotros y transformar esa energía en pos de actividades altruistas y valiosas.

 Fuentes: Eric Fromm y ¨ Dëvelando los misterios del nacimiento y la muerte¨ (Daisaku Ikeda)

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