domingo, 16 de marzo de 2014

BUDISMO, PSICOLOGÍA E ILUMINACIÓN





Cuando el príncipe Siddhartha Gautama despertó a una nueva realidad mientras meditaba bajo un árbol en Nepal, algo había de extraordinario en su semblante y en su presencia, pues relata la anécdota que un caminante se detuvo y le preguntó:
- ¿Quién eres, un dios?
Siddhartha contestó:
 -Yo soy el Buda.
La traducción de estas palabras no es otra que "yo soy el que está despierto.

Dos mil años más tarde muchas de las prácticas meditativas empleadas por el Buda para alcanzar un nivel de conciencia superior siguen siendo utilizadas y documentándose su éxito en tratamientos tanto oncológicos, como educativos como en el tratamiento de la depresión o la ansiedad. El budismo, en palabras de renombrados psicólogos, médicos y científicos se caracteriza por un grado de racionalidad y pensamiento crítico que no puede encontrarse en las religiones occidentales. Esta máxima quedaría ilustrada anecdóticamente de nuevo con unas reflexiones del maestro lama Chogyan Trunga Rimpoché,cuando tras haber abandonado Nepal por la invasión China, y después de haberse dedicado al estudio del ser humano occidental desde varias perspectivas aseguró: El budismo será conocido en occidente como psicología.

Eric Fromm hace una alusión al budismo como una doctrina filosófico-antropológica que propone unas normas de vida basadas en el análisis de datos observables sobre la existencia humana, que pretende producir una claridad e intensidad de conciencia cada vez mayores y presentar un cuadro de la realidad cada vez más purificado lo que lleva a una relación más natural, estrecha y amistosa con la subconsciencia reduciéndose la ingobernabilidad e impresibilidad de las emociones. Las posibilidades que se abren cuando uno despierta a su verdadera naturaleza son múltiples:
  • Desde esta nueva dimensión de espectador de nuestra vida se experimenta el dolor pero no el sufrimiento.
  • Hay un desapego emocional que permite experimentar la emoción pero sin quedar atrapado en ella. 
  • Cambia la percepción de la realidad. 
  • Se ve la profunda interconexión de todo. 
  • Sólo existe un presente continuo. 
  • Existe libertad de elección porque uno ha trascencido sus hábitos, sus reacciones automáticas, sus automatismos,sus patrones habituales de respuesta. 
  • Se tiene la claridad para comprender el sufrimiento que acarrea vivir atrapado en el plano de la identidad con lo que se desarrolla una profunda compasión por el sufrimiento de los demás, una comprensión del origen de su conducta y una capacidad de perdón inalcanzable en el plano de la identidad.
  • Se experimenta el amor incondicional porque se percibe la belleza en los otros, aunque se comprende que en el plano de la identidad esta belleza se encuentra bajo capas de fealdad. 
  • Hay un nivel extraordinario de inteligencia, claridad y sabiduría inaccesible e incomprensible antes. 
Esto es la iluminación.  Esto es lo que el Buda halló.
os

Fuentes: "Del tener al ser" (Eric Fromm) "Reinventarse" (Dr.Mario Alonso Puig)